Veterinarios españoles diseñan un nuevo biomarcador pronóstico de supervivencia en equinos con cólico

El dolor abdominal agudo debido a una lesión del tracto gastrointestinal en caballos es una emergencia frecuente en la medicina equina con un pronóstico reservado o desfavorable. El tratamiento de cuidados intensivos en estos caballos puede resultar costoso; por lo tanto, es esencial establecer un pronóstico clínico rápido y preciso en caballos con cólicos. Sin embargo, el tiempo necesario para el diagnóstico y el tratamiento es limitado, especialmente cuando está indicada la intervención quirúrgica y, en algunos casos, una decisión rápida de tratar o sacrificar humanamente al paciente es un desafío.

El cortisol es el principal biomarcador de estrés, que también está fuertemente correlacionado con la gravedad de las enfermedades gastrointestinales en los caballos. En caballos con cólicos, la medición del cortisol es un marcador muy útil de la enfermedad y la gravedad, ya que el dolor abdominal agudo conduce a la activación del sistema nervioso simpático.

Aunque existe información limitada sobre los mecanismos fisiopatológicos de liberación de cortisol en caballos adultos con cólicos, se han descrito casos de lesiones de la glándula suprarrenal en caballos con patologías isquémicas gastrointestinales durante el examen postmortem, lo que explicaría parcialmente las alteraciones endocrinas encontradas en estos pacientes.

Los caballos presentan altas concentraciones de cortisol en sangre, y aquellos con un marcado riesgo de muerte muestran las concentraciones más altas de cortisol. La medición de las concentraciones de cortisol en saliva en caballos ha sido validada previamente, lo que demuestra su fiabilidad como método no invasivo para evaluar los niveles de estrés.

NECESIDAD DE BUSCAR MARCADORES ECONÓMICOS

Las mediciones de cortisol salival en la práctica clínica equina han proporcionado información valiosa sobre las respuestas fisiológicas de los caballos a diversos factores estresantes. Además, se ha observado una correlación muy fuerte a moderada entre las concentraciones de cortisol en saliva y plasma, lo que permite un uso confiable en cualquier tipo de muestra. Por lo tanto, el cortisol salival puede considerarse un biomarcador sustituto confiable y sólido del cortisol en sangre en caballos para su evaluación de bienestar, ya que la recolección de saliva es un procedimiento indoloro y una técnica de recolección de muestras no invasiva.

No obstante, a pesar de la valiosa utilidad del cortisol para alcanzar un pronóstico, el cortisol todavía no se puede medir fácilmente en condiciones clínicas habituales, especialmente en emergencias, y no está disponible en muchas clínicas equinas. Por lo tanto, encontrar otros analitos relacionados con el grado de estrés que sean económicos y estén fácilmente disponibles puede permitir a los veterinarios lograr un pronóstico rápido en caballos con cólicos ingresados en hospitales.

Para cubrir este vacío, el recuento de glóbulos blancos (WBC) podría indicar la gravedad de la enfermedad gastrointestinal; sin embargo, los caballos con dolor abdominal agudo pueden desarrollar leucopenia, que puede ocultarse según el leucograma de estrés, lo que hace prácticamente imposible establecer una relación real entre el cortisol y el recuento de leucocitos.

Recientemente, el recuento de células eosinófilas (CE) también se ha señalado como un parámetro valioso para el mal pronóstico en caballos críticamente enfermos. El síndrome de respuesta inflamatoria sistémica es una respuesta fisiológica compleja que se observa en caballos que experimentan dolor abdominal agudo y a menudo se asocia con problemas gastrointestinales graves. Este síndrome desencadena una cascada de reacciones inflamatorias en todo el cuerpo y puede ser causado por diversos estímulos como infección, traumatismo o isquemia.

PRIMERA INVESTIGACIÓN EN COMPARAR EL CORTISOL Y LAS CÉLULAS EOSINÓFILAS

Con el objetivo de evaluar la utilidad de la eosinopenia como predictor de falta de supervivencia en équidos con dolor abdominal agudo y determinar la relación entre los recuentos de eosinófilos y las concentraciones del marcador de estrés cortisol, un grupo de investigadores españoles ha realizado recientemente un trabajo.

Esta investigación, comentan los autores, es la primera en comparar el cortisol, que está fuertemente correlacionado con la gravedad de la enfermedad gastrointestinal en caballos, con la CE en équidos ingresados en un hospital equino con dolor abdominal agudo.

Se incluyeron équidos de propiedad privada con dolor abdominal recibidos en el servicio de urgencias entre 2019 y 2020 del Hospital Universitario de Veterinaria de la Universidad de Extremadura. El estudio finalmente contó con un total de 39 équidos, con una edad media de 8,0 años.

La localización del daño abdominal fue 51,3 % en intestino grueso, 30,8 % en intestino delgado, 7,7 % en ambos, 5,1 % en estómago y 2,6 % en útero. La lesión no fue estrangulada en el 84,6 % de los équidos, mientras que se observó estrangulación o rotura en el 15,4 % de los casos. El total de supervivientes fue el 76,9 %.

El cortisol salival fue significativamente mayor en los équidos que no sobrevivieron en comparación con los pacientes sobrevivientes. Además, los eosinófilos mostraron recuentos marcadamente más bajos en los pacientes que no sobrevivieron en comparación con los sobrevivientes, mientras que no se encontraron diferencias en el total de leucocitos entre los que no sobrevivieron y los que sobrevivieron.

RECUENTO MÁS BAJO EN ÉQUIDOS NO SUPERVIVIENTES

En el estudio, los équidos con dolor abdominal agudo mostraron una fuerte correlación entre las concentraciones de cortisol y la eosinopenia. Además, “nuestros resultados muestran que los pacientes que no sobreviven presentan un recuento de eosinófilos más bajo en comparación con los pacientes que sobreviven”.

Los científicos explican que la eosinopenia inicial que se produce en respuesta al daño agudo se debe a un rápido secuestro periférico de eosinófilos circulantes. Además, la lesión aguda también desencadena estrés agudo, que induce eosinopenia mediada por la liberación de glucocorticosteroides suprarrenales y epinefrina. Esta eosinopenia en respuesta a mediadores simpáticos circulantes “puede explicar la relación encontrada en nuestro estudio entre estos dos parámetros de estrés (eosinopenia y cortisol) y respaldaría la utilidad del recuento de eosinófilos como biomarcador en lugar del cortisol”.

Ante estos hallazgos, los investigadores comentan que “los équidos no supervivientes ingresados en un hospital equino con cólicos presentan recuentos bajos de eosinófilos”. El número total de eosinófilos muestra una correlación negativa con las concentraciones de cortisol en saliva.

Por tanto, la eosinopenia “podría ser un complemento fiable o incluso una alternativa a las mediciones de cortisol como biomarcador de estrés de pronóstico en casos de cólico equino”. No obstante, si bien los resultados son prometedores, “se necesitan más estudios antes de que pueda usarse con confianza en la práctica habitual para predecir la supervivencia en casos de dolor abdominal en équidos”.