El cóndor andino (Vultur gryphus), símbolo de Colombia, que se encuentra en peligro grave de extinción, tendrá por primera vez un programa para su conservación.
El cóndor aparece en el escudo nacional de Colombia, pero cada vez son menos los que surcan los cielos de los páramos como el del Almorzadero, ubicado a más de 4.000 metros de altura entre los departamentos de Santander y Norte de Santander, en el oriente del país.
Después de una expedición de dos kilómetros rodeada de vegetación única de esas alturas, como los tres tipos de frailejones que inundan el páramo, se llega al punto donde los trabajadores de esta iniciativa de conservación arrojan carroña a los cóndores para captarlos a través de cámaras escondidas con sensores de rayos infrarrojos.
Tras recibir la noticia de tres aves muertas nació, en 2022, la Red Nacional de Protección del Cóndor Andino en colaboración con la Fundación Parque Jaime Duque y la Asociación de Mujeres Campesinas de Cerrito.
Estos cóndores que encontraron muertos habrían sido envenenados, según el informe de la Corporación Universitaria Remington, pero las alertas saltaron cuando descubrieron que una de ellas fue impactada por perdigones de escopeta.
La Red tiene como objetivo que las comunidades que conviven con el ave entiendan que deben “coexistir para proteger al animal de las amenazas” que lo acechan, indicó el coordinador de la Re y director de la Corporación Autónoma de Santander (CAS), Alexcevith Acosta.
El censo del animal ha ido bajando peligrosamente en los últimos años, hasta llegar a un promedio de unos 69 en toda Colombia, de los cuales 40 viven en Santander, según el encargado de la alimentación y monitoreo de la especie, Carlos Grimaldos.
Además, aquellos que se pueden ver en los páramos de Santander tienen ya las características plumas negras y la parte dorsal blanca, por lo que saben que son jóvenes y “están en edad de reproducirse”.
El cóndor es un animal carroñero cuyas alas pueden superar los tres metros de envergadura y su peso puede llegar a los 15 kilos, siendo así en el ave terrestre voladora más grande del mundo.
“Son animales que en cautiverio han llegado a durar más o menos entre 70 y 80 años”, siendo también de las aves más longevas que existen, apuntó Grimaldos.