Recopilan los últimos avances sobre la cenurosis ovina: los perros son “la piedra angular”

La cenurosis por Taenia multiceps es una de las enfermedades parasitarias más importantes en pequeños rumiantes, que genera pérdidas económicas significativas en cuanto a producción. El parásito también puede causar consecuencias fatales en varias especies de vida silvestre, incluidos ciervos y yaks.

Los humanos también pueden infectarse, y se han reportado algunos casos humanos de cenurosis por T. multiceps en todo el mundo. Los cánidos domésticos y salvajes pueden servir como huéspedes definitivos para T. multiceps. Aunque se han registrado zorros, lobos y chacales como huéspedes adecuados, los perros pastores siguen siendo los huéspedes más importantes para la transmisión del parásito.

Los huéspedes intermediarios incluyen una amplia variedad de ungulados domésticos y salvajes, principalmente ovejas y cabras. Los perros infectados eliminan los proglótidos grávidos y/o los huevos de T. multiceps en sus heces, y los huevos contaminan el medio ambiente. Luego, los huevos son ingeridos, en alimentos y agua contaminados, por los huéspedes intermediarios y eclosionan en el intestino, dando lugar a las oncosferas, que luego migran al sistema nervioso central (SNC). Las oncosferas migratorias se convierten en cenuros grandes (~ 5 cm de diámetro) llenos de líquido en un plazo de 6 a 8 meses, lo que provoca síntomas neurológicos. En las ovejas, la cenurosis cerebral es un contribuyente significativo a la enfermedad neurológica. Los cenuros también pueden desarrollarse en otras ubicaciones fuera del SNC (por ejemplo, tejidos subcutáneos), particularmente en cabras.

El control de la cenurosis causada por T. multiceps es un desafío, ya que el parásito puede circular en varios ciclos de vida pastorales (principalmente perros-ovejas) y selváticos, y sus huevos pueden sobrevivir durante largos períodos en el medio ambiente. La asociación permanente entre perros y rebaños de ovejas, así como el sacrificio en las granjas, la eliminación insalubre de los despojos de las ovejas y la falta de manejo de los animales infectados con cenuro en los pastos (muy común en la cría extensiva) contribuyen a la aparición generalizada de cenurosis en las regiones endémicas.

Aunque se han publicado varios artículos y revisiones sobre la cenurosis, algunas de estas publicaciones se han centrado en el tratamiento y manejo de esta enfermedad parasitaria, lo que resalta la importancia de resumir, en una sola contribución, todas las terapias de tratamiento efectivas más importantes y las estrategias de control contra esta grave enfermedad. Por lo tanto, un artículo realizado por investigadores italianos revisa la literatura sobre varios enfoques de tratamiento y vacunas desarrolladas para controlar la cenurosis por T. multiceps.

Los autores resumen los ensayos de campo realizados en una región endémica (Cerdeña, Italia) para tratar corderos de reemplazo en seis rebaños de ovejas infectadas con cenurosis aguda, además de analizar informes anteriores sobre diversos enfoques desarrollados para tratar e inmunizar a las ovejas contra la cenurosis.

MEDICAMENTOS UTILIZADOS PARA TRATAR LA ENFERMEDAD

El tratamiento de la cenurosis por T. multiceps se puede realizar en diferentes etapas de la enfermedad, y lo más importante para lograr el éxito es, según explican, determinar el momento aproximado en el que los animales se infectaron. Por ejemplo, “si tuviéramos animales recientemente infectados, como corderos de reemplazo con infección aguda por oncosferas de T. multiceps en etapas tempranas de migración, entonces sería mejor utilizar quimioterapia (es decir, tratamiento antihelmíntico)”. El momento en este caso “es muy importante porque el uso de tratamientos antihelmínticos en animales con oncosferas ya vesicolizadas podría resultar en la ruptura de los cenuros, dando lugar a graves consecuencias inflamatorias en el SNC”. Sin embargo, explican que si se tratan animales con síntomas de cenurosis crónica (con vesicolización de oncosferas y cenuros en diferentes etapas de maduración), entonces se puede determinar la localización exacta de los cenuros con la ayuda de diagnósticos por imagen y decidir realizar una intervención quirúrgica.

Sobre el tipo de medicamento, indican que se han probado varios benzimidazoles, incluyendo albendazol, fenbendazol, oxfendazol y mebendazol. “Este último resultó ineficaz en el tratamiento de la cenurosis”. Así, explican que en la cenurosis, el albendazol a una dosis de 25 mg/kg durante 6 días consecutivos (es decir, una dosis total de 150 mg/kg) se utilizó con éxito para tratar corderos con enfermedades neurológicas después de la infección experimental.

Por otro lado, el praziquantel, un derivado de la isoquinolina, se ha probado en varios estudios y ha mostrado una gran eficacia en el tratamiento de la cenurosis, así como en la prevención de la enfermedad temprana.

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO

La extirpación quirúrgica de los cenuros de los cerebros de ovejas con infección crónica es frecuentemente exitosa, comentan. Los procedimientos quirúrgicos incluyen agarrar el cenuro a través de un orificio (de ~ 0,5 cm de diámetro) en el cráneo, aspirar el líquido del interior y extraer el cenuro colapsado mediante una tracción suave de su pared.

No obstante, matizan que la cirugía no se practica comúnmente en condiciones de campo y suele estar restringida a animales económicamente valiosos y requiere un veterinario profesional. “En Italia, los procedimientos quirúrgicos para extirpar el cenuro cerebral cuestan a los propietarios alrededor de 300-500 €, considerando que también deben incluir una tomografía computarizada o una resonancia magnética antes de la cirugía para evaluar las posiciones exactas de los conuros en el SNC”.

INMUNIDAD CONTRA T. MULTICEPS

Varios factores pueden contribuir al desarrollo de inmunidad contra infecciones por T. multiceps en los hospedadores intermediarios. Se puede sugerir una resistencia relacionada con la edad, ya que la mayoría de los casos con cenurosis clínica ocurrieron en animales jóvenes. Las ovejas de 1 a 3 años tuvieron tres veces más infecciones en comparación con las ovejas > 3 años. “La alimentación con calostro también puede desempeñar un papel en el desarrollo de al menos inmunidad parcial contra la cenurosis, ya que las infecciones pueden ocurrir con frecuencia en las primeras semanas de vida”, añaden.

Respecto a la inmunización activa, comentan que no se han realizado ensayos para inmunizar perros contra T. multiceps. Sin embargo, los perros pueden volverse refractarios después de infecciones repetidas 2-3 veces en un período corto. Por otro lado, “se han realizado varios experimentos para inmunizar ovejas y cabras contra la cenurosis de T. multiceps”. Los autores se hacen eco de diversos trabajos y líneas de investigación abiertas que buscan desarrollar una vacuna contra la enfermedad, ya que actualmente no existe ninguna vacuna comercial.

En resumen, dado que actualmente no existen vacunas comerciales contra la cenurosis causada por T. multiceps, «las medidas preventivas siguen siendo la piedra angular para controlar esta enfermedad”. Estas medidas incluyen la dosificación sistemática de un antihelmíntico a los perros de granja con un teniacida eficaz, por ejemplo, praziquantel a 5 mg/kg de peso corporal, y el control de la población de perros callejeros.

Además, la eliminación adecuada de los cadáveres de los huéspedes intermediarios rompe el ciclo de transmisión de T. multiceps al impedir que los perros pastores y callejeros, así como los cánidos salvajes (por ejemplo, los zorros) accedan a los cenuros. Por último, instan a aumentar el conocimiento y las habilidades de los ganaderos con respecto a la causa, los signos clínicos y la prevención de la cenurosis, ya que “es una estrategia importante para controlar esta enfermedad de importancia económica”.