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Tratar a los animales como personas, ¿es saludable?

La humanización de animales está cada vez más presente en la sociedad actual. Aunque contar con la compañía de una mascota puede reportar numerosos beneficios para la salud mental de sus dueños, es importante mantener siempre un equilibrio y respetar su naturaleza animal. Actualizado a: Viernes, 24 Octubre, 2025 10:00:55 CEST

Clip de la serie "Animal".

Protagonizada por Luis Zahera, “Animal” (Netflix) es una de las series más comentadas del momento. La interpretación del actor, que se mete en el papel de un veterinario rural gallego, unida a las situaciones esperpénticas que debe enfrentar su personaje al verse obligado a trabajar en una tienda-boutique para mascotas, da como resultado un mix curioso que, de alguna forma, engancha al espectador. Lo cierto es que la serie lleva a la caricatura la humanización de los animales. Y, aunque hay mucho de exageración en cada capítulo, el trasfondo de la misma es evidente: la tendencia cada vez más aceptada de tratar como a una persona a un perro, un gato, un loro, una tortuga o una cobaya. ¿Hasta qué punto es esto bueno?

“La humanización de las mascotas surge como respuesta a necesidades emocionales, afectivas y sociales de las personas. Los animales pueden ayudarnos a cubrirlas a través de la compañía incondicional, el afecto y su presencia de forma estable y constante”, explica a CuídatePlus Virginia Herrero, psicóloga y miembro del Colegio de Psicología de Madrid (COP). Además, continúa la experta, “proyectar rasgos humanos en nuestras mascotas nos ayuda a sentirnos comprendidos y acompañados. Mediante la atribución de emociones, intenciones y pensamientos similares a los nuestros, conectamos con ellos de forma más íntima convirtiéndose en un refugio emocional”.

serie animal

En concreto, el vínculo con los animales puede proporcionar seguridad afectiva, validación emocional y sensación de pertenencia, especialmente en individuos que se encuentran en contextos de soledad, duelo, estrés o aislamiento social: “Los animales no juzgan, no exigen, y están siempre presentes lo que los convierte en figuras de apego muy importantes ya que hay muchas personas para las que su mascota es el único ser con quien comparten afecto diario”.

Hasta aquí, bien: incluir una mascota en la familia ayuda a mejorar el bienestar emocional y fomenta valores como la empatía y el cuidado, “lo cual es muy beneficioso”, insiste Herrero. Sin embargo, advierte que hay que procurar mantener siempre un equilibrio: “Es importante recordar que, aunque forman parte de nuestra vida, no son humanos y tenemos que respetar su naturaleza animal, asegurando siempre su bienestar y que sus necesidades sean cubiertas debidamente”. 

Apego saludable vs dependencia emocional excesiva

En este punto, cabe preguntarse si puede llegar a ser problemático proyectar roles humanos sobre los animales: “Podría llegar a serlo porque, al atribuir a los animales roles tales como el de ‘hijo’, ‘compañero de vida’ o ‘mejor amigo’, estamos generando expectativas que el animal no puede ni debe cumplir. Debido a esto podemos llegar a tomar decisiones que no respetan sus necesidades naturales y que generan en los animales malestar y ansiedad”. 

Por otra parte, la psicóloga agrega que en caso de fallecimiento del animal se puede complicar la gestión emocional del duelo porque “el impacto de su pérdida se magnifica al haber ocupado un rol simbólicamente humano”. 

Así pues, si bien el apego saludable se caracteriza por una relación equilibrada, basada en el cariño y respeto mutuos, cuando la felicidad de la persona depende casi exclusivamente de animal “y se genera ansiedad, aislamiento o relaciones disfuncionales si este no está presente, estaríamos hablando de una dependencia emocional excesiva”, aclara Herrero, quien, por ello, insiste en que es necesario ser capaz de mantenerse independiente y de vivir de forma funcional incluso cuando la mascota no está presente. 

Cómo fomentar una relación equilibrada con la mascota

La clave principal es entender que los animales tienen sus propios ritmos, necesidades y formas de comunicarse: “Es nuestro deber aprender cuáles son esas necesidades y asegurarnos de que les proporcionamos espacios que les permitan expresarse como especie a través de actividades como el juego, ejercicio, socialización con otros animales, etc.”, subraya Herrero. 

Por último, la experta añade que también es fundamental que la persona cuente con otras fuentes de apoyo emocional y relaciones humanas significativas.