Veterinarios españoles prueban el uso de inyecciones de ozono para tratar las protrusiones discales en perros

La enfermedad del disco intervertebral (DIV) en medicina veterinaria engloba diferentes entidades que afectan a los discos intervertebrales provocando distintos grados de lesión medular. La lesión medular que se origina en el curso del DIV es consecuencia del daño directo de las membranas celulares y de la microvascularización (lesión primaria) que posteriormente desencadenará una lesión secundaria (alteraciones sistémicas, extra e intracelulares).

La lesión secundaria incluye efectos vasculares (disminución progresiva de la perfusión y necrosis de la sección lesionada), efectos bioquímicos (aumento del calcio intracelular, producción de radicales libres e isquemia asociada a endorfinas) y la respuesta inflamatoria al daño en el sistema nervioso central.

Se ha demostrado que existe un estado significativamente diferente de estrés oxidativo entre los tejidos del disco intervertebral normal y degenerado, lo que indica que la anomalía de la inmunidad juega un papel importante en la patogénesis de la enfermedad del disco.

Este estrés oxidativo induce inflamación, lo que conduce a trastornos del metabolismo nutricional de las células del núcleo pulposo, apoptosis, disminución del número de células, senescencia y autofagia. El disco intervertebral es invadido por tejido de granulación con vasos sanguíneos que traen células del sistema inmunológico que liberan mediadores inflamatorios, generando aún más estrés oxidativo, promoviendo un círculo vicioso.

LESIONES VERTEBRALES EN PERROS Y HUMANOS

Se han descrito cambios patológicos similares en discos intervertebrales degenerados de humanos y perros. La presentación clínica, la apariencia macroscópica y microscópica, el diagnóstico y el tratamiento de la degeneración y hernia del disco intervertebral son similares en humanos y perros.

No obstante, la diferencia clínico/anatómica más importante entre ambas especies es la relación entre la longitud de la columna vertebral y la médula espinal. Normalmente en los perros, la médula espinal termina entre las dos últimas vértebras lumbares (L6-L7), mientras que en los humanos termina entre las dos primeras vértebras lumbares (L1-L2).

Asimismo, se ha descubierto que la apariencia general de los discos intervertebrales sanos y degenerados de humanos y perros es similar, excepto que el disco intervertebral canino representa aproximadamente el 20 % de la longitud de la columna, mientras que, en los humanos, los discos representan el 25 %.

TRATAMIENTO CONSERVADOR

En perros con protrusiones de discos intervertebrales el tratamiento suele ser conservador ya que, al ser una enfermedad progresiva, el tratamiento quirúrgico debe realizarse antes de la aparición de la ataxia y paresia para evitar lesiones axonales degenerativas, algo poco frecuente ya que el diagnóstico suele realizarse tras meses evolución.

Por otro lado, el tratamiento médico consiste en combinaciones de reposo relativo, rehabilitación física y administración de analgésicos, relajantes musculares y antiinflamatorios. En el tratamiento conservador de las protrusiones discales cervicales, la tasa de éxito es del 48,9 %, con una tasa de recurrencia del 33 % y un 18,1 % de tratamientos fallidos, resultados similares a las protrusiones toracolumbares con un 54,7 % de casos exitosos, una tasa de recurrencia del 30, 9%. y el 14,4 % de los casos fallidos.

Estas cifras reflejan la complejidad del tratamiento médico ya que el éxito o el fracaso del tratamiento depende de muchos factores.

El ozono ha cobrado relevancia como forma de tratamiento para distintas afecciones inflamatorias. En casos de afecciones vertebrales, este compuesto modula el estrés oxidativo mediante la activación de la vía del factor nuclear eritroide 2, y luego induce la síntesis de proteínas citoprotectoras, lo que favorece la supervivencia celular y mejora el estrés oxidativo en la degeneración del disco intervertebral.

Estudios clínicos en medicina humana han demostrado su eficacia en la oxidación de metabolitos y mediadores del dolor, relajación muscular, mejora de la microcirculación local con reducción de la estasis venosa con la consiguiente reabsorción del edema espinal y mejora de la movilidad, reducción del volumen discal por oxidación de proteoglicanos, y reducción de la inflamación.

Sin embargo, en medicina veterinaria, las referencias son muy escasas. En consecuencia, el objetivo de un estudio realizado por los veterinarios españoles Miriam Portero, Luis VillalongaMercedes Hernández y Carmen Pérez Díaz, fue evaluar el uso de ozono médico (MO) como terapia complementaria al tratamiento médico convencional en perros con protrusiones de discos intervertebrales y su impacto en la calidad de vida de los pacientes.

EFECTOS SECUNDARIOS MÍNIMOS

Se realizó un estudio clínico retrospectivo entre 2018 y 2022 consultando los registros clínicos de perros diagnosticados. La muestra final estuvo compuesta por un total de 21 perros, 16 machos y 5 hembras de diferentes razas, con una edad media de 12 años. En todos los animales se utilizó MO como terapia adyuvante al tratamiento médico convencional.

Se registró el examen neurológico y la calidad de vida (CV) al inicio y al final del estudio, así como la posología y los posibles efectos secundarios.

 Utilizaron una combinación de inyecciones paravertebrales intramusculares en concentraciones crecientes de 8 a 15 µg/NmL (volumen de 2 a 5 ml) y/o inyecciones subcutáneas en concentraciones de 15 µg/NmL (volumen de 10 a 20 ml) junto con insuflaciones rectales en concentraciones crecientes de 20–35 µg/NmL (volumen 3 mL/kg).

Los resultados mostraron alivio del dolor (7 ± 3 días) y mejoría de los signos neurológicos (11 ± 9 días) con el consiguiente aumento de la calidad de vida (13 ± 9 días). Trece de los veintiún pacientes (62 %) mostraron una remisión completa de los signos clínicos.  

Ante los hallazgos, los autores comentan que “el uso combinado de infiltraciones paravertebrales/subcutáneas con insuflaciones rectales de ozono médico podría ser un tratamiento coadyuvante eficaz al tratamiento médico convencional en perros con protrusiones de discos intervertebrales ya que mejora los déficits neurológicos, el dolor asociado y, por tanto, la calidad de vida”.

La combinación de tratamientos parece ser “un protocolo de ozonoterapia eficaz en el tratamiento de las protrusiones discales crónicas en perros. Además, es fácil de administrar y no requiere sedación ni anestesia del paciente”.

Asimismo, añaden que “sólo en dos pacientes (11 %) se observaron efectos adversos menores (fibrosis paravertebral, hematoma subcutáneo), probablemente causados por infiltraciones repetidas y comorbilidades y no por el ozono médico en sí”.

En resumen, el ozono médico “podría ser una terapia potencial a considerar como tratamiento adyuvante en perros con protrusiones de discos intervertebrales, especialmente si no muestran una respuesta adecuada al tratamiento médico convencional o está contraindicado”. Por lo tanto, “se necesitan ensayos prospectivos, aleatorios y controlados para evaluar adecuadamente su eficacia y uso potencial”.